Oración
inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te
amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, te aman”
(tres veces)-
“Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por
los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de
María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Meditación.
Un elemento esencial en la devoción a Nuestra Señora de la
Eucaristía es la reparación. ¿Qué clase de reparación? Ante todo, es una
reparación por los pecados, ofensas, blasfemias y sacrilegios cometidos contra
la Eucaristía. En efecto, quien ama a la Virgen de la Eucaristía, ama a la
Eucaristía, porque no se puede amar a la Madre sin amar al Hijo, como no se
puede amar al Hijo, sin amar a la Madre. En el amor a Nuestra Señora de la Eucaristía
está comprendido, entonces, el amor al Santísimo Sacramento del altar y este amor se demuestra,
de manera primordial en esta devoción, reparando por quienes no aman la Presencia
Eucarística del Hijo de Dios. Quien ama a Nuestra Señora de la Eucaristía, ama
a la Hostia consagrada y una forma de demostrar, de modo efectivo, ese amor, es
reparando, con actos de amor a Cristo Eucarístico, por quienes no solo no aman, sino
que ofenden, desprecian u odian incluso la Presencia sacramental de la Segunda
Persona de la Trinidad en la Eucaristía. La devoción a Nuestra Señora de la
Eucaristía implica entonces, esencialmente, el amor a la Virgen, en cuanto
Madre de la Eucaristía y el amor al Santísimo Sacramento del altar, en cuanto que la Eucaristía
es Jesús, el Hijo de Dios y el Hijo de la Virgen, que está Presente en Persona
en la Hostia consagrada. Este amor de reparación eucarístico lo
puede ejercer el devoto de Nuestra Señora de la Eucaristía en cualquier época
del año, pero hay una época en donde ese amor reparador eucarístico debe ser
más intenso y es en los días previos a la celebración satánica y ocultista por
excelencia, la celebración demoníaca llamada “Halloween”. En esa festividad, no
solo se celebra y se adora al Demonio, sino que se celebra al Infierno todo y a
sus habitantes, los demonios y las almas condenadas; una muestra de esto es que
en esta festividad, pagana y demoníaca, es el momento del año en el que mayor
cantidad de profanaciones eucarísticas se producen y es cuando más se celebran
las misas negras o anti-misas o misas satánicas. Por esta razón, el devoto de
Nuestra Señora de la Eucaristía debe reparar, amar y adorar a la Eucaristía en
todo tiempo del año, porque en todo tiempo del año se ofende a Jesús
Eucaristía, pero sobre todo debe hacerlo en los días previos a Halloween y el
día mismo de Halloween, que es cuando más se ofende a Jesús Eucaristía. El amor
reparador eucarístico es la esencia de la devoción a Nuestra Señora de la
Eucaristía.
Oración final: Un Padrenuestro, Diez Avemarías,
un Gloria.
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