Oración
inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te
amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, te aman”
(tres veces).
“Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por
los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de
María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Meditación.
Existe una festividad, de origen pagano y demoníaco, que
desde el mundo anglo-sajón se ha difundido por todo el mundo y es Halloween. ¿Qué
relación hay entre Halloween y la devoción a Nuestra Señora de la Eucaristía? Para
entenderlo, hay que profundizar un poco más en Halloween, que es una festividad
que de ninguna manera es inocente. No lo es, no solo porque evoca, explícitamente,
a los habitantes del Infierno, al promocionar disfraces y vestimentas que
evocan la brujería, el ocultismo, el satanismo, el espiritismo, sino que no es
una festividad inocente porque es que Halloween es el momento del año en el que
más cantidad de profanaciones y sacrilegios se llevan a cabo.
Lo que sucede en Halloween es algo que es contrario a la fe
católica en general y que ofende, de modo particular, a Nuestro Señor, sobre
todo en su Presencia Eucarística. En efecto, en Halloween, se festeja al
Infierno y a sus habitantes, en una especie de anti-fiesta litúrgica celebrada
por la Iglesia, la Festividad de todos los Santos, en los que se festejan a los
habitantes del Cielo. De ahí la abundancia de disfraces terroríficos de
fantasmas, brujos, demonios, etc. Sin embargo, lo más grave en Halloween no es
sólo esta celebración externa y explícita del Infierno y sus habitantes: además
de eso, en Halloween es la época del año en la que más se profanan las iglesias
católicas y los sagrarios, para robar las Hostias consagradas, con el propósito
inconfesable de realizar misas negras. Allí, la Eucaristía es denigrada,
insultada, profanada de formas impensables, pisoteada, dada a los animales,
burlada, profiriendo además sobre ella insultos irreproducibles. Es decir, en
Halloween, los cultores y devotos del ocultismo y del satanismo, ponen especial
atención en robar Hostias consagradas para luego profanarlas en las misas
negras.
La devoción a Nuestra Señora de la Eucaristía tiende,
además de como decíamos, a aumentar el amor y la adoración a Jesús en la
Eucaristía, a reparar de modo general las ofensas a la Eucaristía y de modo particular,
las profanaciones que en Halloween los satanistas y ocultistas llevan a cabo,
sacrílegamente, sobre la Eucaristía. Esto explica también la razón del día
propio de la Virgen, el treinta de octubre, como día de vigilia y reparación
contra las profanaciones que se llevarán a cabo el treinta y uno de octubre, el
día de Halloween. Una forma de oponernos a esta festividad demoníaca, el
Halloween, es, por lo tanto, aumentar cada vez más nuestro amor y nuestra
devoción a Nuestra Señora de la Eucaristía.
Oración final: Un Padrenuestro, Diez Avemarías, un
Gloria.
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