martes, 28 de diciembre de 2010

Nos refugiamos bajo el amparo de María Nuestra Madre del cielo


Papá del cielo, cuántos disgustos te causamos; cuánta agonía sufre tu Corazón y cuánta desolación al vernos tan distantes y ensimismados.
Señor, te suplicamos nos hagas reconstruir nuestras falencias para que se transformen en gratitud y gozo para tu Corazón, para que nos libres del oprobio y del desgarro que envuelve al mundo; para que nos libres de esa bruma que entorpece nuestro camino hacia tu Corazón.
Cuídanos, Padre Bueno.
Bajo tu amparo y el de María Nuestra Madre del cielo nos refugiamos y bajo los rayos misericordiosos que emanan de tu glorioso corazón. Amén.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Soy socorro para los que Me buscan abrumados por el mundo


Señor, hazme vivenciar Tu Presencia y sáname de toda imperfección para que puedas permanecer siempre a mi lado. Así podré, Padre Misericordioso, mostrarte sin evidenciar mi nada sólo Tu Bondad y Tu Simpleza, sólo Tu Misericordia y Tu magnánimo Corazón.
"Soy socorro para los que Me buscan abrumados por el mundo.
Hija Mía, sé cuánto cuesta mostrarMe cuando no se es perfecto, pero considera que estás en el camino y que va muy cerca de Mi Corazón.
Mira cuántos caminan en una desolación y en un desierto de amargura y soledad; necesitan iluminar sus pasos y conocerMe; necesitan saber que existe alguien que los ama y que dio su vida con generoso AMOR, por amor a sus hijos, por amor a las almas que necesitaban de su Vida, de su Pan que es PUREZA y FORTALEZA para que crezcan y puedan comprender tan maravilloso misterio, tan elocuente abrazo de Misericordia.
No estés triste, alma Mía.
En la medida que Me hagas conocer, obraré más en tu corazón".