martes, 4 de septiembre de 2012

Novena a Nuestra Señora de la Eucaristía 6



La Virgen de la Eucaristía, el Niño Jesús, y las tinajas de las Bodas de Caná
El Niño Jesús, llevado por la Virgen en sus brazos, es la Vid verdadera, y puesto que es la Vid verdadera, es de donde se obtendrá, ya de adulto, su Sangre, el Vino de la Alianza Nueva y Eterna. Precisamente, como prefiguración de ese admirable milagro, obra en Caná el milagro de la conversión del agua en vino, milagro que anticipa la conversión, en la Santa Misa, del vino en su Sangre.
La significación de este milagro, puede hacer quedar en un segundo plano otro evento que, bien visto, merece ser considerado, ya que hay una prefiguración del cristiano mismo. El elemento que puede pasar desapercibido, y que tiene importancia, son las tinajas de arcilla, las cuales se encuentran, primero, vacías, cuando se termina el vino de los esposos, luego, son llenadas de agua por los sirvientes, por indicación de la Virgen María, y por último, al convertirse el agua en vino, quedan repletas de vino exquisito, de la mejor calidad.
Es importante detenerse en la significación y la importancia que para el cristiano y su vida espiritual tienen las tinajas de arcilla. ¿Cuál es el significado? En las bodas de Caná, las tinajas están primero vacías, luego llenas de agua, y finalmente, llenas de un vino exquisito. Las tinajas son una representación del corazón humano: cuando se vacían del primer vino, el vino de los esposos, significan el corazón humano sin Dios, que se ha vaciado del verdadero Amor, degustando los placeres terrenos; las tinajas con agua, significan la gracia santificante, que no solo le hace olvidar los gustos y placeres mundanos, sino que prepara y dispone al corazón humano para que reciba a la Gracia Increada, Cristo Jesús; las tinajas con vino exquisito, de la mejor calidad, representan precisamente a Cristo, Gracia Increada, que se dona a sí mismo en la efusión de Sangre de su Corazón traspasado, Sangre que es el Vino de la Alianza Nueva y Eterna, que se sirve para ser libada por los corazones en gracia, en el banquete celestial, la Santa Misa.
En las tinajas de arcilla de las Bodas de Caná puede entonces el cristiano ver el itinerario de lo que debe ser la conversión de su propio corazón: primero vacío por el hastío del mundo; luego lleno de la gracia santificante, donada en el sacramento de la confesión; finalmente, lleno del Vino de la Alianza Nueva y Eterna.
Y, al igual que los esposos de Caná, que se alegraron sobremanera por este don inesperado -¿quién podría imaginarse que la Madre de Dios en Persona, la Virgen María, interviniese nada menos que ante su Hijo, para pedirle que haga un milagro?-, así también el cristiano, obteniendo el estado de gracia por la intercesión de María, se llena de alegría al ver que su corazón rebosa y se inunda con la Sangre del Cordero de Dios.
Como en Caná, también en este banquete escatológico que es la Santa Misa, María nos pide que hagamos lo que Él nos diga: ofrezcamos la tinaja de agua de nuestra humanidad para que Él la convierta en el vino santo de su divinidad.

Intención para el Día 6 de la Novena: Virgen de la Eucaristía, haz que nuestros corazones sean como otras tantas tinajas vacías, como las de Caná de Galilea, para que sean llenadas con el agua cristalina de la gracia santificante primero, y luego con el Vino de la Alianza Nueva y Eterna, la Sangre de tu Hijo Jesús.

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