
María, Madre mía, X. me lastima porque no puede comprenderme y siento necesidad de tus palabras para que pueda abrir más su corazón a la luz del cielo.
"Mi hija. Estoy en cada uno de ustedes y soy quien os guiará al Padre.
Veo en sus almas mucha soledad y tristeza.
Veo que es la oración dejada de lado y olvidada.
Mi hija, no solo se ora cuando se está en apuros; se ora a diario, con confianza y entrega.
Está mi Corazón y el de vuestro Padre deseosos de amor.
El mundo está deseoso de nuestro Amor.
Corrijan vuestras faltas y todo lo que los enfrenta con sentimientos dispares a lo que nosotros os concedemos, y OREN con el mismo fervor con el que se agradece.
No tengas miedo, hija mía, déjate guiar, déjate amar.
Os bendigo.
María".
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